miércoles, 5 de diciembre de 2007

DECIMAS PARA ALEJANDRO DREWES

En tus ojos de lucero
no supe ver la grandeza,
amor con tanta entereza
más templado que el acero.
Hice a un lado el reverbero
del ruiseñr, puro canto
sin medir el cruel espanto
de tender la mano al buitre
y ahí compremdí el salitre
por no haberte amado tanto.

Con tu voz, oro y diamente
de valía verdadera
mi vida estuviera entera
por ese amor tan radiante.
Pero quiso un hierofante
de malvadas intenciones
clavarme sus aguijones
con tanta sutil ponzoña
que al cisne volvió carroña
muerte inútil, sin crespones.

Es difícil en la vida
y más para el inocente
el confundir a la gente
y caer en la mordida.
Con el alma desvalida
ruego a Dios que me perdones
aquello que sin razones
a tu luz tiñó de sombras
y si es posible y escombras
tanto mal, no hay perdiciones.

silvia long ohni
Parati

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