miércoles, 24 de marzo de 2010

SEQUOYAH



a Carlos López Dzur

Por la grieta de tu boca de sequoyah
se cuentan los años de la ausencia.
Siempre el mismo Lenguaje de tu naturaleza
serpenteando de Luz y Sombra al abismo.
No sufro el vértigo si tus alas mojadas
me llevan hacia el Océano Interno.
La Mujer que camina sobre las aguas Observa:
una que sueña al Milagro
distancias que arriman al romance.
Una que sueña en la emergencia
que materia y espacio tengan su cúpula.
Fundidos el final del sufrimiento abre su puerta.

Fanny G Jaretón

viernes, 12 de marzo de 2010

A ti





A mi mami







Leona que defiende su cría,

amazona sin arco y sin flecha

bastaron tus palabras, tu enseñanza,

la ternura de tus manos

en cada caricia

para saberme plena

única

querida.



Falanges egoístas vedaron tu herencia,

la oportunidad de sentirte niña

por un instante.



No hubo muñecas de plástico en tus brazos

prevaleció la carne-deber



(en un rol inadecuado

y obligado)



Honraste tus raíces

sin juicios, sin rencores

devolviendo néctar a cambio

de la hiel bebida.



En grito silencioso desgarraste el alma,

sepultaste el dolor sembrando esperanza.

….



Autodidacta

fluyeron de tus ríos oleadas de cariño

que abrazaron la prolongación de tu vientre.



Desvelos sin auroras reflejaron tu mirada

en las crueles agujas de la muda espera.





Jamás cortaste mis alas

dejaste que volara aunque no supiera hacerlo

pero fuiste la invisible red que previó la caída y la atenuó.



Si hubiera mil vidas, mil reencarnaciones,

elegiría siempre ser tu hija,

la rebelde línea que curvó siempre el camino,

la niña que abrazada a tu pecho

inhaló tu aroma,

aquel “olor a mamá” que tu dulzura emana



aún hoy.







Liliana Varela - 2010

Mujer


Yo aprendí de ti la forma justa
de encontrar la luz en medio de las sombras.
Aprendí también que existe algo más
que la roca dura y el concepto de la nada.

Aprendí que se puede tener las manos llenas
y el alma perdida en un espacio muy grande y muy vacío
cuando en esas manos solo existen objetos sin sentido
.
Pero sobre todo aprendí de ti, mujer,
que todo el Universos se puede comprender
en un gesto, en gesto pequeño de ternura femenina

Guzmán Lavenant