viernes, 12 de marzo de 2010
A ti
A mi mami
Leona que defiende su cría,
amazona sin arco y sin flecha
bastaron tus palabras, tu enseñanza,
la ternura de tus manos
en cada caricia
para saberme plena
única
querida.
Falanges egoístas vedaron tu herencia,
la oportunidad de sentirte niña
por un instante.
No hubo muñecas de plástico en tus brazos
prevaleció la carne-deber
(en un rol inadecuado
y obligado)
Honraste tus raíces
sin juicios, sin rencores
devolviendo néctar a cambio
de la hiel bebida.
En grito silencioso desgarraste el alma,
sepultaste el dolor sembrando esperanza.
….
Autodidacta
fluyeron de tus ríos oleadas de cariño
que abrazaron la prolongación de tu vientre.
Desvelos sin auroras reflejaron tu mirada
en las crueles agujas de la muda espera.
Jamás cortaste mis alas
dejaste que volara aunque no supiera hacerlo
pero fuiste la invisible red que previó la caída y la atenuó.
Si hubiera mil vidas, mil reencarnaciones,
elegiría siempre ser tu hija,
la rebelde línea que curvó siempre el camino,
la niña que abrazada a tu pecho
inhaló tu aroma,
aquel “olor a mamá” que tu dulzura emana
aún hoy.
Liliana Varela - 2010
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