A Monik Matchornicova
Me apetece
tu férrea voluntad de desdeñar falsarios,
tu voz que nada olvida
en las márgenes rotas del río de la vida
y el no dejar de lado ni dolores ni espejos
inútiles y rotos
ni aquellos que conservan el azogue intocado.
Me apetece que seas
suelta como los sueños y en los sueños
tarareando tus versos al oído
de aquellos que creemos en milagros
y de tus pautas, dueña
y dueña del timón de tu palabra,
de la sombra preciosa que te ampara,
de tus árboles todos abrigados de trinos.
Me apetece que seas
un poema en mi mano.
Long Ohni
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