viernes, 18 de enero de 2008

¡Que ilusión, Raquel!.

La piel se me estira avergonzado
de oir que la señora me declama,
un poema que a las damas las proclama
en justicia de su hacer emocionado.

Henchido de glorias me declaro
al oir que me llaman por mi nombre,
soy ya gordo, llegando a lo deforme,
disfrutando al oiros, los halagos.

¡ Que guapas soy..., "moño"!.

Emilio Medina M.

Parati

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