Y ahí estaré esperando, en el ritmo armonioso de un bolero,
la nota inconfundible de tu voz y el movimiento ligero de tu pelo.
Y ahí estaré, sintiendo en mi rostro la ternura de tus dedos
con el ritmo sublime del bolero.
Y ya sin confusiones, decirte una y mil veces que te quiero, que te quiero
Y luego proponerte, muy seriamente, que al escucharlo solo digas:
¡Ese es un bolero y es… nuestro bolero!
Guzmàn Lavenant
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