Yo aprendí de ti la forma justa
de encontrar la luz en medio de las sombras.
Aprendí también que existe algo más
que la roca dura y el concepto de la nada.
Aprendí que se puede tener las manos llenas
y el alma perdida en un espacio muy grande y muy vacío
cuando en esas mano solo existen objetos sin sentido
Pero sobre todo aprendí de ti, mujer,
que todo el Universos se puede comprender
en un gesto, en gesto pequeño de ternura femenina
Alberto Guzmán Lavenant
lunes, 27 de octubre de 2008
miércoles, 22 de octubre de 2008
MI MAR, MI TUMBA

La marea está subiendo. Siento el mar debajo mío.
El mar... Mi hogar, mi tumba...
No moriré enterrada en este suelo.
No me taparán con tierra hasta pudrirme.
Llegué a esta playa, para ahora hundirme.
En el abismo acogedor del agua insomne.
Como tu, Alfonsina, fuiste a tu destino,
Yo voy hacia la vida, o a mi sino.
La playa aún está cerca,
adelante, Alfonsina, yo te sigo.
Sólo en el fondo nos separaremos.
¿Quién te esperó, Alfonsina?¿Quié n me espera?
Yo no sé quién quedó, quién se ha perdido.
No importa.
Recorreré la mar, y buscaré en mi cielo.
Ya el agua me recubre.
Adiós, Alfonsina.
Están llamando.
Y dando un suspiro final
la ballena varada retomó su ruta.
© Carlos Adalberto Fernández
¿POR QUÉ MATASTE A ALFONSINA?
Vino a morir persuadida
en esta playa soñada
¿Por qué mar, nos mataste a Alfonsina?
si ella te amaba en octubre
cuando las flores silvestres
de los médanos dorados
asomaban en capullos
¿Por qué dejaste las brisas
en poemas inconclusos?
Se desplegó cual bandera
en horizonte cercano
y te abrazó con el pecho
negándose aquel verano
al disfrute de aire cálido
con la espuma de tu mano.
SUSANA RODRIGUES TUEGOLS
Copyright ©
en esta playa soñada
¿Por qué mar, nos mataste a Alfonsina?
si ella te amaba en octubre
cuando las flores silvestres
de los médanos dorados
asomaban en capullos
¿Por qué dejaste las brisas
en poemas inconclusos?
Se desplegó cual bandera
en horizonte cercano
y te abrazó con el pecho
negándose aquel verano
al disfrute de aire cálido
con la espuma de tu mano.
SUSANA RODRIGUES TUEGOLS
Copyright ©
sábado, 18 de octubre de 2008
A Julia
viernes, 17 de octubre de 2008
Para Oscar
martes, 7 de octubre de 2008
Susana y Lena

.
.
.
Susana y Lena hablan de sonetos
y sus palabras son como un poema
que rompe la ley de todo esquema
y tiene gusto a verdades y secretos.
Ya la luna se oculta en los abetos,
el silencio estalla en luz y quema,
la vida se convierte en un dilema
y va una sombra por los patios quietos.
Susana y Lena vierten sus halagos,
este espacio de encanto se me llena
y la piel se me vuelve estremecida.
En un mundo de crímenes y estragos,
ellas, sí, ellas dos, Susana y Lena
convierten en soneto “Nuestra vida”.
Jorge Luis Estrella
y sus palabras son como un poema
que rompe la ley de todo esquema
y tiene gusto a verdades y secretos.
Ya la luna se oculta en los abetos,
el silencio estalla en luz y quema,
la vida se convierte en un dilema
y va una sombra por los patios quietos.
Susana y Lena vierten sus halagos,
este espacio de encanto se me llena
y la piel se me vuelve estremecida.
En un mundo de crímenes y estragos,
ellas, sí, ellas dos, Susana y Lena
convierten en soneto “Nuestra vida”.
Jorge Luis Estrella
MUESTRARIO DE PALABRAS

-P.125
Momentos decisivos en la vida
los arbóres que se encuentra a cada paso
que llevándonos al triunfo o al ocaso
nos coloca cada uno en una brida.
Lentamente llevándonos la mano
caminando por elogios y fracasos
otras veces observando lancetazos
que llegan a destiempo y de antemano.
Otras veces afables culebrazos
nos amamos y marchamos de los brazos
y nos vemos como lobos esteparios .
Hoy tengo algo alegre que decirles
no se si este sea mi ultimo soneto
Pero sí ese el amor a este Muestrario.
Susana Stefania Ceruti
3/10/2008
Derechos reservados
jueves, 2 de octubre de 2008
PIRATA

Te robé las palabras cual si fueran
para mí dichas y para mí escritas.
Te robé las palabras, las benditas
palabras que tu alma sostuvieran.
Palabras como barcas que partieran
alegres a otro puerto, al fin ahítas
de vivir apresadas y contritas,
palabras que a otro ser pertenecieran.
Oh, mísera de mí, que en lo sombrío
las amo, la venero y las arrullo,
llenándolas de amor contra mi pecho.
Qué criminal placer es éste mío
de asaltar lo que es ajeno y tuyo,
de gozar lo tomado sin derecho.
Blanca Barojiana
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